viernes, 2 de diciembre de 2011

Pintado de necrófagos de Games Workshop

Inauguramos una nueva serie documental de bricochapuzas pintoras, que bajo el título "Uno que corrió, murió" intentará transmitiros una forma cómoda y sencilla de terminar de pintar esa unidad que todos tenemos guardada en algún cajón de nuestra casa: necrófagos. Que sí, que sé que tenéis necrófagos en el armario. Piratuelos. Para las pinturas usaré las iniciales MC para la gama Model Color y GC para la serie Game Color, de Vallejo, y GW para las pinturas de Games Workshop.

La capa base.

1. Antes de dar la capa base a las miniaturas, se puede aprovechar para modificarlas un poco. En este caso vamos a pintar 15 necrófagos (sí, todos a la vez, ya que puestos a hacer una bricochapuza, da igual ocho que ochenta), y dado que GW sólo tiene cuatro posturas distintas, quizá convenga modificarlas levemente. Doblar los brazos o las muñecas de las armas, para que adopten otra pose, es el método más obvio (durante el cual me cargué dos brazos y una mano), pero para los Modelistos Avanzados recomiendo el uso de algún brazo de zombi de plástico que haya sobrado de la caja de regimiento. Nuevas armas, o incluso manos abiertas sin armas, serán perfectas para personalizar un poco la unidad: se amputa el brazo o mano de metal con unas tenacillas de corte o cuchilla, y luego se pega en su sitio el nuevo miembro, empleando la ya discutida técnica de los tristes o SAD (Superglue A Dolor). A continuación se embadurnan todas las figuras con el color piel de enano (GC 41), que tiene un tono rosáceo (piel de guiri) que me pareció interesante. Con esta cantidad de miniaturas, es probable que al terminar de entafarrar la última ya esté seca la primera, así que de cabeza al paso 2 (o no, vamos, como veáis).

La tinta violeta.

2. Para simular el estado de podredumbre interna y abotargamiento de los cuerpos de semejantes seres patéticos, se me ocurrió darles un lavado con el color violeta (MC 960) de Vallejo. En realidad dudaba de si hacerlo en violeta o gris, para que la piel pareciese más macilenta, pero tras hacer pruebas en dos necrófagos, decidí que el gris quedaba como el culo y la única forma de salvar un poco la cara era apañármelas con el violeta. Así pues, todos los necrófagos pasaron por el túnel de lavado en el que se les aplicó una generosa capa de violeta aguado por toda su piel, de forma que quedase amoratada en sus zonas más hundidas y levemente "sucia" en las más altas. No hay que ser tacaño con el violeta: aunque el regimiento termine pareciéndose a un racimo de uvas, luego vamos a darle una iluminación rápida y algunas luces, así que se puede disimular lo que peor quede. Esperar a que sequen los lavados de 15 miniaturas puede ser tedioso, así que es el momento de sentarse a ver un partido del Barça por la tele mientras cenamos, jugar al Skyrim o ver porno por Internet. Mañana más.

Primera subida de luz (y única, pa qué engañarnos).

3. Pasamos a dar las luces a la piel. Como estas figuras son tan rugosas y tienen tanto relieve, un pincel seco (a ser posible con un pincel plano; yo he usado uno del ocho [sí, del 8]) debería sacarnos del atolladero. Esta luz la he aplicado con el color carne mate de Vallejo, referencia MC 955. Si después de dar esta subida de luz nos parece apropiado, se podría repasar aquellas zonas que queramos con un pincel más fino: este es un buen momento para "personalizar" los necrófagos, dándoles distintos grados de abotargamiento. Si se quiere dar la impresión de un brazo gangrenado, se puede dejar más morado o con "vetas" de carne sana, o por ejemplo una espalda llena de moratones como si le hubiesen pegado una paliza de muerte. En todo caso, es recomendable dar otra subida de luz más en un color más luminoso; el color carne clara (MC 928) de Vallejo es quizá demasiado claro, pero si se mezcla con el carne mate anteriormente citado se puede sacar un tono decente. Esta subida se aplicaría a las zonas más sobresalientes y angulosas de las figuras: pómulos, cejas, barbilla, nalgas, codos, etc.

Pintado de detalles y complementos.

4. Poco más queda por hacer con esta carroña (semi)humana. Los detalles de las armas (palos, huesos y piedras) se solucionan en un periquete pintándolos por grupos. Los taparrabos tampoco dan muchos problemas: yo los he pintado de cuatro colores distintos, en grupos de cuatro necrófagos (bueno, vale, siendo quince el último grupo sólo es de tres, pero nadie dijo que la vida fuese justa). Para los ojos me decanté por un rojo mate (MC 957), aunque también se podría emplear amarillo o negro, mientras que para dientes y uñas empleé el siempre útil amarillo hielo (MC 858) y para las lenguas el mismo violeta que para el lavado de la piel (MC 960). En los metalizados de las armas usé una tinta carne de Citadel (GW 61-76), para ensuciarlas y darles aspecto oxidado. Las calaveras que algunos llevan en la mano siguen el procedimiento estándar de pintado de hueso: base en beige (MC 917) y aguada en marrón beige (MC 875), con alguna luz posterior en amarillo hielo si hiciese falta. Para ahorrar trabajo lo ideal es aprovechar los mismos colores, pero con cuidado de que no nos coincidan en la misma miniatura; es decir, que el marrón que usamos para el garrote de uno no lo usemos en su propio taparrabos, o que si a uno le pintamos la ropa de gris, que no sea el que lleva una piedra del mismo color en la mano. Pero ya se nos ha hecho tarde. Dejemos secar el invento, y hasta mañana.

La obra perpetrada por completo.

5. El último paso es echar hierba, repintar los bordes de las bases (que estarán manchurrados de color carne y violeta, básicamente) y añadir algunos detalles ya para la foto: salpicones de sangre en las armas (rojo mate MC 957), moratones adicionales en brazos, ojos o pantorrillas (violeta MC 960) o algún que otro furúnculo o roncha en la piel (marrón mate MC 984). También es el momento de repasar los sitios en los que nos hayamos salido con los colores, sobre todo zonas de piel cercanas a ropa o armas. Algo de barniz brillante en las lenguas y ojos completará la jugada. Nuestros necrófagos, pintados sin matarnos, están listos para hacer de las suyas en el campo de batalla (el ridículo, muy probablemente).

Kushtar 

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