Reseña: Nagash, el Hechicero

Nagash, el Hechicero

Mike Lee
Novela, 469 pág., rústica con solapas

Timun Mas

ISBN 978-84-480-3683-6

22 €

Puntuación: 4/5

Dos mil años antes de la era de Sigmar, el Imperio de Nehekara se abrió paso entre las áridas tierras del desierto al sur del Viejo Mundo. Sin que lo sepan sus gentes, este poderoso Imperio está a punto de derrumbarse. Una lucha por el poder supremo condenará este territorio y a sus habitantes para siempre.

Ésta es la amarga historia de la ascensión de Nagash, un rey sacerdote cuya búsqueda de la inmortalidad desatará una plaga de muerte y maldad en una época en la que los muertos volverán del Más Allá.

Aquí tenemos la segunda entrega de la serie "Tiempo de leyendas", una nueva colección de novelas de Warhammer que se centra en los personajes legendarios de dicho mundo de fantasía. Si el primer libro trataba sobre la figura de Sigmar, este es el primero de una trilogía acerca del nigromante más infame y notable de todos los tiempos: Nagash.

Esta novela viene a hacer justicia a una de las zonas del Viejo Mundo peor conocidas. Si bien los orígenes de Nagash como antiguo sacerdote de Nehekara siempre fueron conocidos a través de los antiguos libros de ejército de No Muertos, faltaban muchos datos sobre su vida, ascenso, corrupción y dominio del reino, así como otras fuentes que ofreciesen más información sobre la vida diaria, organización, sociedad o gobierno del ancestral imperio de las arenas. Y en esta novela se pueden saborear a gusto; en ella hay una descripción precisa sobre el sistema de castas sacerdotales, la nobleza, el panteón de los antiguos dioses, la organización militar y los reyes sacerdote de la época.

Básicamente, da gusto cambiar de aires. Las publicaciones de Warhammer suelen girar en torno al Viejo Mundo y su Imperio, ya se enfrente al Caos eterno o a orcos u otra amenaza. Trasladar el punto de mira al sur y contar por fin la historia antigua de Nehekara es toda una novedad más que bienvenida. Mike Lee logra una narración amena, entretenida y muy jugosa, que retrata perfectamente al protagonista y su entorno. La novela va intercalando capítulos en los que se alterna la narración del ascenso al poder de Nagash, con su primera campaña de conquista sobre las ciudades-estado del gran desierto. Esta alternancia de capítulos está bastante bien calculada, ya que se podría decir que van formado "parejas" en las que vemos una serie de causas y efectos entre sus actos pasados y las consecuencias "presentes", o que nos muestran la evolución de cierto personaje a lo largo del tiempo. Al final del libro ambos hilos narrativos se unen para cerrar el círculo, atar cabos y dejar sitio al gran desenlace.

Para los que llevamos años y paños jugando con No Muertos es un placer ver el origen y auge de otras figuras míticas, como por ejemplo Arkhan el Negro, así como la aparición de algunos elementos carácterísticos del reciente ejército de los Reyes Funerarios: los gólems escorpión y los constructos gigantes impulsados a vapor, que en un principio fueron la creación de los sabios y eruditos de la avanzada ciudad de Lybaras, y que más tarde Nagash incorporó a sus filas con hueso, sangre y nigromancia. Quedan en el tintero para las próximas dos novelas otros temas jugosos, entre los que destaca la corrupción y caída de Lahmia la Bella, origen del vampirismo en el Viejo Mundo, cuya condenación ya queda sellada en las últimas páginas de este libro.

Resumiendo, este volúmen es un prometedor inicio para una trilogía que apunta a ser referencia en la historia y trasfondo del Warhammer, aunque cualquier aficionado a la fantasía podrá disfrutar su estilo ameno, sus vívidas descripciones y su cuidada ambientación. Ahora a por el segundo volumen, que se publicó en nuestro país el mes pasado.